Las mujeres que se enfrentan a la violencia de género han perdido la confianza en sí mismas y en el mundo que las rodea. Han perdido la orientación y a menudo están aisladas. Evaluarse a sí mismas en un CV y venderse en una entrevista puede parecer abrumador. Por eso, antes de desarrollar un proyecto profesional, estas mujeres necesitan recuperar su autoestima y su confianza en los demás.
El proyecto ACTIV pretende dar herramientas a quienes trabajan en el campo y a las empresas para que puedan escuchar a las mujeres, acoger sus palabras y, sobre todo, creerlas. Más adelante, cuando las mujeres estén preparadas, los profesionales pueden pensar en darles coaching y en crear lugares donde puedan intercambiar entre ellas y adquirir nuevas habilidades. En particular, los trabajadores de campo y las empresas pueden fomentar la movilización de las mujeres organizando talleres de empoderamiento. Por ejemplo, dándoles los medios para expresar su opinión, enseñándoles a manejar un presupuesto, actividades de autodefensa, etc.
El empoderamiento y la re-movilización son pasos muy importantes en la (re)integración socio- profesional de las mujeres víctimas de la violencia doméstica. De hecho, se trata de un proceso de transformación que dará lugar a una mejor autoestima; las mujeres aprenderán cosas nuevas y adquirirán nuevas habilidades que les ayudarán a romper el aislamiento social, profesional y familiar y les darán las herramientas necesarias para formar parte de un grupo, de la comunidad, para volver a aprender a vivir en el día a día y para vislumbrar un futuro en el que serán capaces de asegurar la estabilidad financiera.
El empoderamiento y la desmovilización tienen lugar de dos maneras: en primer lugar, a través de la participación en sesiones de asesoramiento psicológico, pero también a través de sesiones de coaching de grupo en las que las mujeres desarrollan habilidades de vida independiente.
En las sesiones de coaching de grupo, se anima a las mujeres a expresar sus opiniones, a determinar sus propias opciones y su derecho a influir en el cambio social para sí mismas y para los demás. Con el tiempo tomarán conciencia de su autoestima y comprenderán que pueden lograr más de lo que creen.
Se pueden tratar diferentes temas para desarrollar habilidades de vida independiente. Hay que tener en cuenta que estas actividades no sustituyen el asesoramiento que necesitan para tratar los problemas más profundos relacionados con la violencia que han sufrido. Los principales temas que se tratan son los siguientes:
Las mujeres que deseen inscribirse en el programa (sesiones de coaching en grupo) deben estar dispuestas y ser capaces de trabajar en grupo. Deben sentirse preparadas (psicológicamente pero también en términos de disponibilidad) para comprometerse con un proceso durante un periodo de tiempo relativamente largo. Por esta razón, el trabajador de campo debe disponer de una casilla de verificación o una tabla de selección para evaluar las prioridades y las motivaciones.
En función de la financiación de estas actividades, el número de mujeres aceptadas en el grupo debe ser limitado. Por lo tanto, el proceso de selección debe dar como resultado un grupo equilibrado de mujeres que puedan completar con éxito el programa.
El programa pretende responder a las necesidades de las mujeres. Por lo tanto, aunque el contenido está predefinido, debe ser lo suficientemente flexible como para adaptarse al grupo.
La duración del programa también debe adaptarse a la realidad de las mujeres. Debe ser lo suficientemente largo como para permitir que cada participante se desarrolle a su propio ritmo.
Por último, para tener éxito, las mujeres deben asistir al programa hasta el final y participar en todas las actividades ofrecidas. El reto para los trabajadores sobre el terreno es motivar y convencer a las mujeres para que se queden hasta el final.
Te voy a contar una situación que conozco bien, por ejemplo, una joven de 25 años cuyo marido la obligó a dejar su trabajo, era dependienta en una panadería, así que acabó quedándose con nosotros porque había mucha violencia. Tardó casi un año y medio en salir de esa situación y hoy está dispuesta a volver. Aunque está muy bien integrada, ya que tenía todas las habilidades para hacerlo, tuvo que tomarse un descanso de un año y medio para reconstruirse y recuperar la confianza en sí misma. Son caminos muy largos para la reintegración.
Trabajadora social
Esta herramienta ayuda a definir el concepto de empoderamiento. Su objetivo es ayudar a quienes trabajan sobre en el campo a aplicar este concepto en el proceso de apoyar a las mujeres víctimas de violencia de género.
Disponible aquí.
Para ayudar a las empresas a desarrollar más acciones a favor de las mujeres que se enfrentan a la violencia de género, puede ser necesario crear un amplio movimiento, comunicar amplia y externamente las acciones que están llevando a cabo para animar a otras empresas a implicarse. Formar parte de una red puede ayudar a las empresas a colaborar entre ellas, a compartir buenas prácticas, etc. Aquí se hablará de dos tipos de empleadores:
El objetivo es establecer un plan de acción con ellas y explicarles cómo pueden marcar la diferencia en el apoyo a sus empleados.
Es importante definir un plan de acción con la empresa para explicar los primeros pasos a dar. Para ello, la empresa puede recurrir a un agente especializado (red OneInThreeWomen, red CEASE) o a otros pares (compartir buenas prácticas). Se pueden iniciar diferentes tipos de acciones:
También podría ser relevante definir una persona de confianza dentro de la empresa que actúe como enlace entre la mujer y la organización/dirección de la empresa. Esta persona debería tener las siguientes habilidades:
Además, es importante ofrecer apoyo práctico y psicológico al personal que está en contacto directo con las mujeres que se enfrentan a la violencia de género y que, por lo tanto, puede correr el riesgo de sufrir indirecta o directamente esa violencia, por ejemplo, el absentismo laboral que provoca un estrés añadido a los compañeros y a los superiores jerárquicos, o incluso el peligro de que un agresor se presente en el lugar de trabajo con un comportamiento agresivo.
Una mujer confrontada a la violencia de género
Esto no es sólo teatro, es una experiencia transformadora. Una de las claves del modelo es el tándem formado por el artista que dirige el proceso creativo y el trabajador social que acompaña el proceso de empoderamiento. Ambos tenemos un papel complementario y esencial para ayudar a crear un espacio seguro en el que los participantes puedan expresarse libremente, y construir un compromiso con el grupo que se materializa en el escenario.
Integradora social responsable del proyecto “ArtE: Escenario para el empoderamiento”, Gabriela Ripari (Tomado de este Comunicado de prensa)
Esta guía puede ayudar a los empleadores y a las empresas a: Eliminar el tabú de la violencia de género en el lugar de trabajo, acoger a las mujeres que se enfrentan a este tipo de violencia y desarrollar buenas prácticas para responder, a su nivel, a este problema social.
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Una persona de confianza o de recursos escucha y asesora a los trabajadores sobre el bienestar en el trabajo y la prevención de riesgos psicosociales. Descubra más sobre sus competencias en este folleto.
Disponible aquí.